Lecturas

El maestro que quería ver el mar

El maestro que quería ver el mar escrito por José Antonio Abella es mi recomendación para este mes. Pero en honor a la verdad, no es un libro que me haya terminado, ya que forma parte de mi lista de libros que leer en el verano.
Sí que lo comencé en el lugar al que el maestro Antoni Benaiges prometió llevar a sus alumnos en el verano de 1936. Como bien sabemos, no fue una promesa cumplida ya que lo fusilaron el julio de ese mismo año.
Hasta el momento y como dice su autor, he descubierto que no es una novela en sí, pero tampoco es un ensayo, ni un libro histórico. Es una mezcla de todo ello. Lo que José Antonio Abella pretende (médico de profesión y posterior escritor) es sacar a la luz la historia de este maestro y de sus alumnos. Alumnos que serían en el futuro atendidos por el médico del pueblo, el mismo José Antonio Abella. Entre un momento y otro pasarán unos 40 años de diferencia.
El escritor de la obra volverá a Bañuelos de Bureba para documentarse. Allí podrá descubrir como el maestro de la escuela tenía su propia imprenta y un gramófono para que los alumnos pudieran imprimir sus propias revistas y escuchar música, respectivamente.
En esta foto están los alumnos de la escuela junto el maestro que les prometió ver el mar.

En el libro también aparecen algunas de los textos que los niños escribieron e imprimieron durante los dos años que Antoni estuvo en la escuela. Una de las revistas se llamaba El Mar y los alumnos describen cómo sería el mar sin haberlo visto nunca. Además, aparece un texto del propio maestro y grabados en linóleo que hacían los alumnos para acompañar los textos.
Abajo un dibujo de una alumna sobre la catedral de Burgos.


Es un libro sobre la trágica historia de nuestro país. Pero al menos, se retrata la devoción y el entusiasmo que tuvieron los maestros de la república por cambiar el futuro de España. Una imprenta y un gramófono, ni más ni menos, que en la escuela en los años 30 del siglo pasado. Y yo toda orgullosa de instaurar la radio en mi colegio este curso escolar...
Solo me queda añadir que fue un regalo hecho de dos maestros a los que quiero mucho, acompañado de una dedicatoria muy bonita.
Espero que al final del libro tenga la misma sensación de "qué bien que este libro haya caído en mis manos, a pesar de la triste historia que cuenta". Además, de descubrir gratamente que aquellos alumnos que no pudieron ver el mar en el verano de 1936 si pudieran hacerlo tarde o temprano.
